sábado, 29 de marzo de 2008

EL MODERNISMO

Comienzos...

El modernismo literario tuvo su origen en Hispanoamérica, entre los años 1880 y 1914, impulsado en especial por el poeta nicaragüense Rubén Darío.

Aquí en Hispanoamérica se registro una lenta pero creciente reacción contra las corrientes académicas y románticas, protagonizadas por varios y renombrados escritores como por ejemplo González Prada, Salvador Díaz Mirón, entre otros.

En el desarrollo del modernismo, es posible identificar los siguientes momentos:

Iniciación: La primera generación modernista (1882-1896). José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera inician un trabajo de actualización de la lengua, principalmente en la prosa, aunque también en el verso, muy fijos al modelo español.

Culminación: En 1888, Rubén Darío publica su libro "Azul". En esta época ya se habían realizado grandes innovaciones en la palabra poética. Por medio de su obra en Chile, Argentina y España, Darío realiza una tarea excepcional, que consolida el Modernismo como movimiento continental y se convierte en su síntesis más brillante, tanto en América como en España. En 1896 se edita Prosas Profanas, el libro de Darío que oficializa el Modernismo en Hispanoamérica.

Continuación: La segunda generación modernista. Consagrado Rubén Darío como jefe de la escuela del Modernismo, cuando ya los iniciadores habían muerto prematuramente, los escritores de esta segunda generación continuarían la obra con sus aportes personales. Ellos son, entre otros, Leopoldo Lugones, Ricardo Jaimes Freyre, Amado Nervo, y Julio Herrera y Reissig.


Características y Estilo

Rechazo de la realidad cotidiana. Ante ésta, el escritor tiene dos posibilidades: huida en el tiempo (con lo que canta a épocas pasadas que considera más esplendorosas que la suya) o huida en el espacio (los poemas se desarrollan en lugares exóticos).

Actitud aristocratizante y preciosismo

El color azul y el cisne se destacan como favoritos de los modernistas. El azul simboliza la libertad y el cisne representa la actitud aristocratizante.

Búsqueda de la perfección formal (de inspiración parnasiana).

Búsqueda de la belleza, que -según los modernistas- se consigue a través de imágenes muy plásticas, de una adjetivación en la que predomina el color y los matices relacionados con los cinco sentidos del cuerpo, de la musicalidad mediante el abuso de la aliteración y los ritmos muy marcados.

Muestran tanto una fidelidad a las grandes estrofas clásicas como el gusto por ensayar variaciones sobre estos moldes métricos (vuelven a utilizar versos medievales como el alejandrino, de catorce sílabas, el dodecasílabo, de doce, y el eneasílabo, de nueve); enriquecen el soneto aportándole nuevas variantes y ensayan nuevos tipos de estrofas y versos.

Los modernistas también utilizan la mitología y el sensualismo.

La gran renovación léxica que persiguieron (uso de helenismos, cultismos y galicismos) no busca tanto la precisión como el prestigio o la rareza del vocablo.

Los modernistas utilizaban unos símbolos que eran inspirados en la naturaleza, como por ejemplo: los atardeceres, las mariposas, los cisnes, etc.

Tenían un gran deseo de innovar y llegar a perfeccionarse como era la literatura europea.

Adaptación de la métrica castellana a la latina.

En conclusión: la temática modernista revela, por una parte, un anhelo de armonía frente a un mundo que se siente inarmónico: un ansia de plenitud y de perfección; y, por otra parte, una búsqueda de raíces en medio de aquella crisis que produjo un sentimiento de desarraigo en el escritor, quién se presenta a su vez como un guía capaz de mostrarle al hombre común los valores verdaderos.

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